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Entonces el jefe de los sacerdotes, Ananías, ordenó a los que estaban cerca de Pablo, que lo golpearan en la boca.

Pablo respondió:

―¡Hipócrita, a usted también lo va a golpear Dios! Está sentado allí para juzgarme de acuerdo con la ley, y usted mismo la quebranta al mandar que me golpeen.

Los que estaban junto a Pablo le dijeron:

―¿Cómo te atreves a insultar al jefe de los sacerdotes de Dios?

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